Resultados finales de la investigación del suelo del Cerro de las Neveras
En la investigación de contaminación del suelo que se está llevando a cabo en el Cerro de las Neveras de dos parcelas potencialmente contaminadas, se procedió a realizar una segunda campaña de muestreos y analítica, que ha finalizado con un análisis de riesgos y una propuesta de mejora.
Esta fase, conocida como Investigación Detallada, se dirige a analizar tanto suelos como aguas subterráneas de aquellas zonas cuyos resultados en la investigación preliminar indicaban superaciones de concentraciones de contaminantes por encima de los niveles de referencia. La estrategia analítica se centró en plomo, arsénico, PAH, PCB y TPH, y para ello se realizaron 13 catas, tomando y enviando al laboratorio 42 muestras de suelo (cinco muestras del nivel de tierra vegetal, 14 muestras del nivel de rellenos, 22 muestras del nivel de terreno natural y una muestra del nivel de roca meteorizada) y dos muestras de agua.
De las muestras analizadas, solo se encontraron superaciones de los valores de referencia (VIEB “otros usos”, el más restrictivo) en tres puntos para el arsénico y plomo, y en un punto para hidrocarburos totales. En ninguna muestra de agua se detectaron concentraciones superiores a la normativa. Sobre estos datos, realizada una primera valoración de riesgos cualitativa, se concluye la ausencia de riesgo inadmisible para la salud humana.
Cubrir con tierra vegetal
En resumen, mediante esta investigación se ha conseguido delimitar correctamente la extensión de las sustancias contaminantes detectadas en la investigación exploratoria (arsénico, plomo, PAH, PCB y TPH). De este modo, delimitada la afección, se pudo realizar una cuantificación del riesgo mediante un Análisis Cuantitativo de Riesgos.A
Realizado el análisis, se concluye que no existe riesgo derivado de la permanencia del suelo alterado hacia la salud humana de los futuros usuarios de la actividad recreativa de espacios verdes a implantar, siempre y cuando se ejecute la cubrición mediante una capa de tierra vegetal de al menos 0,10 m de espesor que aísle el suelo alterado del exterior para evitar la su exposición directa. De cara a la restauración de los emplazamientos, será necesario añadir al menos 530 m3 de tierra vegetal en las zonas en las que existe presencia de suelo alterado (figura 7).
Los informes de resultados se remitirán al órgano competente (Gobierno Vasco) para su evaluación, iniciando así el procedimiento de Declaración de la Calidad del Suelo.