El CEA ha realizado un estudio de caracterización agrológica del suelo rústico del municipio de Vitoria-Gasteiz
La urbanización de las tierras agrícolas es una amenaza para la futura producción de alimentos. Así lo reconoce la FAO que considera la ocupación del territorio y el sellado del suelo como la mayor amenaza para las funciones de este recurso en Europa y Eurasia. Nuestro entorno más cercano no es ajeno a esta realidad: el papel que el medio rural ha jugado en la planificación territorial y urbanística de la CAPV ha sido, salvo excepciones, el de soporte físico de las actuaciones dirigidas a satisfacer las demandas urbanas.
Para el correcto desarrollo de políticas territoriales que tengan en consideración este valioso recurso, es básico el conocimiento detallado y cualificado del suelo desde el punto de vista agrológico. Siendo así, el CEA del Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz ha contado con la asistencia técnica de Neiker con el objetivo de clasificar los suelos rústicos del municipio según su capacidad agrológica.
En la metodología seguida, se han considerado factores como la profundidad útil, la inundabilidad, la pedregosidad, la textura, la capacidad de retención de agua, la materia orgánica, el contenido de carbonatos y el contenido de caliza activa. Y se han definido como factores limitantes el riesgo de erosión en pendientes superiores al 10 %, el riesgo de inundabilidad de 10 años de periodo de retorno y el contenido de carbonatos igual o superior al 50 %.
Según los resultados de este estudio, todos los suelos del municipio de Vitoria-Gasteiz se clasifican en dos categorías. La fertilidad de los suelos de la primera de las categorías es alta debido, principalmente, a su elevado contenido en materia orgánica pero también a su profundidad y capacidad de almacenar agua. Estas dos características son positivas para el desarrollo de los cultivos herbáceos y más aún para los cultivos perennes. Por otra parte, el menor contenido de carbonatos evita posibles problemas de clorosis férricas que aparecen, sobre todo, en el caso de cultivos perennes (en viña y frutales, por ejemplo). En esta categoría, solo se encuentran dos limitaciones para la práctica agrícola: la erosión y el riesgo de inundabilidad (especialmente en los suelos situados en las inmediaciones del río Zadorra).
En la segunda categoría, los suelos son menos profundos y retienen menos agua, por lo que presentan más limitaciones en cuanto a la capacidad para albergar cultivos. Aún así, son tierras aptas para la agricultura en las que el desarrollo de unas prácticas agrícolas sostenibles ayudaría a su mejora y conservación a largo plazo.
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