Certificaciones energéticas de los edificios municipales
El ayuntamiento ocupa y gestiona más de dos centenares de edificios y locales públicos: colegios y escuelas, polideportivos, centros cívicos, oficinas municipales, bomberos y policía ... Son edificios de todo tipo, algunos antiguos, otros recién ocupados, unos pequeños, otros muy grandes. Y todos ellos consumen energía. Mucha.
¿Sabemos como están funcionando nuestros edificios desde el punto de vista energético?, ¿son eficientes?, ¿podríamos ahorrar energía y por lo tanto dinero?, ¿que sería necesario cambiar?
Dar respuesta precisa a estas preguntas es deseable, además de obligado: una directiva del Parlamento Europeo del año 2010 (que actualiza otra del 2002) sobre la eficiencia energética de los edificios así lo indica. A nivel nacional la directiva se cumple mediante el Real Decreto 235/2013, que a su vez es desarrollado por un Decreto y dos Órdenes del Gobierno Vasco.
Pues bien, estas normas imponen unos plazos para que todos los edificios públicos estén debidamente certificados energéticamente. Se pueden consultar los detalles en el Real Decreto y en el posterior desarrollo del Gobierno Vasco.
¿En que consiste la certificación energética de los edificios? Básicamente en un análisis de su envolvente térmica (las fachadas, los suelos y los tejados) y de sus instalaciones térmicas y de iluminación que nos permiten calificar al edificio, ponerle una nota desde el punto de vista energético. Desde muy poco eficiente, calificado con la letra G, hasta muy eficiente, la letra A. En total son siete los grados de eficiencia posible.
A partir de la calificación energética de los edificios viene lo más importante: podemos y debemos tomar las medidas oportunas para hacerlos más eficientes y ahorrar así energía.
El ayuntamiento de Vitoria, liderado en esta cuestión por la Agencia de Energía municipal (CEA), ha puesto en marcha desde comienzos de este año 2014 un protocolo interno para hacer frente a la certificación energética de sus edificios. Y lo ha hecho con un claro objetivo, CERTIFICAR PARA MEJORAR. Más allá de la obligación legal de cumplir los plazos que establece la Ley, el fin último de este protocolo es lograr la mejora continua de las condiciones de habitabilidad de los edificios municipales, a través del aumento de su eficiencia energética. Los departamentos o servicios que están más directamente implicados en este proceso son, además del propio CEA, los de Mantenimiento y Arquitectura.
El protocolo para la certificación energética pretende resolver esta tarea utilizando recursos humanos y técnicos propios, de tal forma que la capacidad de control, adaptación y decisión sean máximas. En una primera fase de prueba ya han sido certificados varios edificios, como son el Centro Cívico de Ibaiondo o los colegios de Judimendi y Ramón Bajo, además de la Escuela municipal Haurtzaro. El proceso sigue en marcha, y es previsible que para final de año puedan estar certificados más de una veintena de edificios.